Este topónimo ha sido incluido, al menos desde la obra de Luchaire (1979: 173), entre los derivados de ur + bi, y ha sido interpretado como Confluentia, Entrambasaguas. Dice así el mencionado autor: «Ur-bi-na (Al.), nom de trois localités situées à des confluents». También Mitxelena (AV, 159, 582) e Irigoien (1995: 280) comparten la opinión del autor francés, pero por esta vía el final –na queda sin explicar, como ya vio Caro Baroja (1980: 272).

Una etimología alternativa es la antroponímica, es decir, la que se basa en el nombre personal Urvinus (EDH) y el sufijo -ana que indica posesión aquí: *(uīlla) Urbinana o *Urbinana (uīlla) > UrbiNãɦ̃ã (con la primera nasal reforzada por la nasalidad de las vocales del sufijo y de la aspiración, resto de la nasal lenis) > Urbina, con desarrollo similar al de Audicana > Audika, Durana > Dura, Lopidana > Lopida o Paterniana > Baternia. La cuestión es que no todos los topónimos presentan una doble variante vasca y romance (cfr. Etura o Lekeitio), aunque la doble denominación es muy habitual. De todos modos, se puede considerar, igualmente, que el étimo era *urbina (uīlla), de similar significado inicial, en el que *urbina tendría valor adjetival, el mismo que se ha propuesto para Marcilla (N) o Corella (N) (véase ahora Salaberri, 2024: 155).

No parece, finalmente, que las tres Urbinas (las otras dos son Urbina Basabe y Urbina Eza, ambas en Kuartango, A) se encuentren en la confluencia de dos corrientes de agua. El que sí se encontraba entre dos aguas era el término de Urrbiartea de Arrieta (1488, Paz Moro, 2013: 251): «Otra pieça que es en el termino que llaman Urrbiartea, que esta çerca del ryo»; la otra corriente sería algún barranco o riachuelo más pequeño. Véanse, sobre este tipo de topónimos, las entradas Ibiltzieta (N), Inbuluzketa (N) y Uharte Arakil (N).