VALENTIA
Valentia es una forma latina repetida en varios topónimos de origen e imposición romana. Inicialmente se trata de una variante femenina del participio de presente valens, -entis ‘fuerte’, que acabó sustantivándose en el propio latín con el valor de ‘poder, poderío, fuerza’, y, al pasar a la onomástica, se convierte en una voz laudatoria. En última instancia, remite al verbo valēre ‘ser fuerte, tener vigor’.
Ese verbo latino, valēre, muestra gran polisemia y ofrece, por lo general, nociones positivas, como las ya enunciadas o los buenos deseos expresados por la fórmula imperativa vale ‘pásalo bien’. A menudo tiene referencia personal; pero también objetual, si se trata de la vigencia de una ley o del vigor de una moneda (DÉLL, s. v.). No es extraño que el sustantivo valetūdo, -ĭnis indique en general la buena salud, en tanto que para indicar la mala se requieran precisiones adjetivas, cuales infirma o aegra; en este último caso, será el compuesto incoativo convalescĕre ‘convalecer’ el que exprese el comienzo de la recuperación.
La vía hacia la onomástica la abre el participio de presente valens, -ntis ‘fuerte, vigoroso’. Cicerón emplea el plural Valentes como sustantivo para referirse a las personas que disfrutan de buena salud. En consecuencia, no puede sorprender que valens sea epíteto que da nombre a divinidades masculinas o femeninas (Valentia).
En principio, Valent-ia fue el femenino de ualens, -nt-is, un género participial que no prosperó (FonMorfLatín) a causa de su fácil sustantivación. Valentia parece recobrar el primitivo valor adjetival en la medida en que se supedita a un nombre común de lugar (Valentia colonia, Vibo Valentia). No obstante, en esa función resultan más claros los adjetivos derivados que relevan la base valentia: Forum Valentinum, Valentina urbs.
Como topónimo, Valentia aparece en varios lugares del Imperio Romano, muchos de los cuales han tenido continuidad. Se ha de advertir, bien es cierto, que no todos los Valencia actuales se remontan a la época romana, pues algunos son medievales y de origen culto, al haber tomado como modelo los Valentia romanos.
Redacción: J. J. García Sánchez