GALAR
Eleizalde (1916: 15) dice que galarr es 'árbol seco' y que tiene una variante gallarr en Gallarta. Mitxelena (AV, 251) menciona gal(h)ar y lo explica como 'leño muerto en el árbol mismo'. En el DGV/OEH se recoge lo siguiente: «unas galarras o despojos de árboles», «una porción de carbón que llaman galarra» (Baztan, N, 1550 y 1585 respectivamente), «un roble seco, que en vascuence se llama gallarra» (no lleva fecha ni localización geográfica) y «Ni [...] puedan hacer carbón alguno de lo que llaman en lengua bascongada galarra» (Elduain, G, 1782). En 1774 tenemos «carbón fresco, despojos, galarra y leña» en un documento referente a ciertas ferrerías (Melo, 1999: 736 y ss.).
El nombre galar tiene cierta vitalidad en alguna localidad. Azpiroz (1967: 11) trae el nombre galarzulo de Leitza (N) y lo define así: «Agujero en tierra de unos cinco metros de diámetro y dos de profundidad, para cocer carbón, que se empleaba en las fraguas solamente. Debía ser de la mejor calidad para templar el acero». En un trabajo posterior (1981: 242) el mismo autor recoge el término galarreta 'tablillas que se ponen debajo del calzado para no hundirse en la nieve'. Perurena (2010: 353) trae el siguiente testimonio de un pleito de 1702: «Que en todo su tiempo el testigo ha visto hacer carbón llamado Galarra con pies y despojos de árboles y otros que por viejos los echa el aire en toda Anizlarrea, incluso en Eliberria, y venderlos para herrerias y fabricas de herreros». Concluye este autor así (ibid.): «Egur hondar eta adar idorrekin egiten zen, beraz, galar ikatza, lurrean zulo eginda» 'por lo tanto, el carbón de galar se hacía con los restos de leña (despojos) y ramas secas, en un agujero en la tierra'. Izagirre (1994: 115) recoge galar, galarra de Arantzazu-Oñati (G), y da la siguiente explicación: «(lo) duro del cuerno interior de las vacas [...], el que viene desde el hueso».
Por lo tanto, parece claro que galar ha designado algo seco y duro, sean árboles secos, sean ramas (adar y abar en euskera), sean los cuernos de los animales (adar en dicha lengua). Está claro que la lateral era fortis o procede de un grupo lh que en lengua vasca, habitualmente, recibe el mismo tratamiento que aquella. El resultado de los últimos siglos en euskera es una /l/ y, en los casos en que el topónimo pertenece a una zona en la que se impuso a partir de cierta época el castellano, una /ʎ/, si bien no hay una regla fija para ello.
Redacción: Patxi Xabier Salaberri Zaratiegi