LARRAHE, LARRAHI
Larrahe es un nombre de divinidad que aparece en varias aras votivas de Navarra, a veces con un final en -hi (Larrahi). No está totalmente claro, según los entendidos en el tema, si dicho final -he es una marca de dativo un tanto especial o la de genitivo (-e < -he), y tampoco sabemos seguro si -hi es el fruto de un intento de adaptación de -he a la morfología latina, o si -he y -hi son marcas de casos diferentes (genitivo y dativo respectivamente).
También podrían, creemos, ser parte de la base, aunque habitualmente se espere un dativo: compárese con Artahe, Artehe, Arte, divinidad aquitana, frente al actual vasco arte 'encina' o Erge, nombre de otra divinidad de la misma región, y erge, nombre común utilizado a partir de la Edad Media en Luzaide (N) y relacionado con la ganadería: «...hortalizas, vergeles, cauañas, bustalizas, ergues, egogues e cubiertos en todo el termino de Valderro» (1570).
El profesor Iker Salaberri nos dice lo siguiente, a propósito de este tema: «A mi parecer, no sería raro, en un texto escrito en latín, dejar tal cual un nombre que no se aviene con la declinación o con la fonotáctica latina, y aun así entenderse que está en dativo o en genitivo, pues por ejemplo en ruso (lengua que como el latín añade a los nombres la marca de caso) ocurre algo similar: si se quiere añadir la marca de caso a un nombre propio, pero la forma del nombre no lo permite, se deja tal cual, y gracias al contexto (al verbo) se entiende qué se quiere decir. Por ejemplo, los nombres que acaban en [o], [u], [i] no se pueden declinar: Мы благодарим Сосо / Роберто / Хулио / Ману / Жорди / Ирати "le agradecemos a Soso / Roberto / Julio / Manu / Jordi / Irati" (literalmente: "agradecemos Soso / Roberto / Julio / Manu / Jordi / Irati"), y sin embargo se entiende que son esos nombres los que reciben el agradecimiento».
Si Larrahona > Larraona / Larragoa procede como creemos del teónimo Larrahe, la aspiración al menos tiene que ser parte de la base, y es probable que también la vocal final lo sea, como en Artahe, Artehe, Arte y Erge. Sería extraño, de otro modo, si hay que relacionar, como parece, esos teónimos con los nombres comunes arte, erge y larre, que fueran las formas declinadas las que han sobrevivido a través del tiempo (casi dos milenios) y la geografía, especialmente en euskera (dejando a un lado las diferencias que pudieran existir entre aquitano y vascónico), pues no parece que en esta lengua haya base para interpretar el final -(h)e como dativo. Estimamos más probable que se trate de algún tipo de sufijo de derivación, no de una desinencia o marca de caso, pero eso lo tendrán que aclarar los expertos en el tema.
En algún ara hay <r>, no <rr>, pero se entiende que lo que se quiere representar es en todos los casos una vibrante múltiple.
Redacción: Patxi Xabier Salaberri Zaratiegi