Fuerteventura
Tipología o caracterización geográfica
Resumen general
Fuerteventura es el nombre románico de una de las islas Canarias atestiguado desde el siglo XIV en el Planisferio de Angelino Dulcert (Mallorca, 1339), donde aparecía escrito por separado, “Forte Ventura”.
Aspectos geográficos, históricos, administrativos
Poco se sabe de la etapa prehispánica. Se tienen noticias que desde la antigua Grecia se hablaba de la existencia de unas islas más allá de las columnas de Hércules, al oeste del estrecho de Gibraltar. Ahora bien, de lo que no cabe duda es de que la isla de Fuerteventura fue, después de la de Lanzarote, la más visitada por los expedicionarios franceses de Jean de Béthencourt y Gadifer de la Salle, que vinieron en su conquista en 1402 y la que al final se convirtió en la primera sede del señorío que se instituyó en Betancuria.
Fuerteventura es la isla de Canarias que mayor número de capitales ha tenido a lo largo de su historia. En la actualidad lo es Puerto del Rosario, y lo es desde 1860, pero lo empezó siendo con otro nombre, el de "Puerto Cabras", por ser el mejor puerto de toda la isla y el lugar desde donde se exportaban para el resto de las islas las famosas cabras majoreras, su principal riqueza. El cambio de nombre lo obtuvo en 1957, por un claro proceso de eufemismo, al tratar de evitar el nombre que parecía poco honroso de "cabras", sustituyéndolo por el moderno del "Rosario", como advocación a la Virgen del Rosario, coincidiendo con una intensa campaña mundial a esta devoción mariana. Pero la capital primitiva e histórica de la isla de Fuerteventura fue "Betancuria", que recibió ese nombre de su fundador Jean de Bethencourt, de origen normando, primer conquistador de las islas Canarias. Esa capitalidad la ostentó desde 1405, fecha de su fundación, hasta 1834. En ese año la capitalidad de la isla pasó al pueblo de Antigua. Y un año más tarde al de La Oliva, hasta 1860, que pasa a Puerto Cabras.
Información específica de étimo para este topónimo
Como bien apunta M. Trapero sobre la existencia de un cierto bilingüismo en la toponimia de las islas Canarias (1995: 125), este es un ejemplo más, pues, además del término románico de Fuerteventura, existen otras denominaciones para este territorio insular. En este sentido, según Torres Cabrera, «los aborígenes de Gran Canaria la conocían con el nombre de Erbania; los navegantes, con el de Capraria y Planaria. También fue conocida por el nombre de Maxorata, nombre de uno de los dos reinos guanches de la isla -el otro se denominaba Jadía» (2002: 23-24).
En cuanto al término objeto de análisis, es menester, en primer lugar, centrarnos en la motivación de este topónimo como paso previo a su estudio etimológico. Se trata, de entrada, de un término compuesto por el adjetivo “fuerte” y un segundo elemento nominal. La profesora Torres Cabrera apunta a que «el actual nombre castellano de Fuerteventura podría proceder de las dificultades que supuso alguna incursión en la isla, pero no se sabe quién fue su autor» (2002: 23). Más creíble y posible parece la siguiente razón que también apunta la majorera sobre que la razón obedeciera a «los fuertes vientos habituales en la isla» Sin embargo, M. Trapero defiende que «Fuerteventura es el resultado de una composición del adjetivo fuerte y el sustantivo ventura, nombre posiblemente impuesto por los navegantes catalano-mallorquines que visitaron las Islas a lo largo de todo el siglo xiv, con el sentido de 'la gran afortunada', como dirá casi dos siglos después Abreu Galindo: «Le quedó el nombre propio que todas las islas tenían de Fortunadas»».
El primer elemento, “fuerte” (< lat. FORTIS), es un término que corresponde al léxico patrimonial, y que ha sufrido la evolución diptongada pertinente, pero que conserva su raíz latina en una serie de palabras como fortín, fortaleza, fortificar, etc.
De entre los segundos elementos formantes, no se registra en el Diccionario de la lengua española ni en el Diccionario diferencial del español de Canarias como dialectalismo con el sentido de lugar ventoso. En cambio, sí lo hace el término del español general "ventura" con el sentido de 'suerte', procede del latín VENTŪRA, `lo por venir´, plural neutro de VENTŪRUS, 'el que ha de venir'; al igual que el término “aventura”, que procede del latín ADVENTUS, -US, 'llegada', ambos procedentes de la misma raíz latina VĔNĪRE.
Toponimia de las zonas central, sur e insular atlántica PID2020-114216RB-C66,proyecto de investigación financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, integrado en el Toponomasticon Hispaniae.