Nambroca
Tipoloxia o caracterització xeogràfica
Étimo
Resum general
Aunque no resulta del todo fácil determinar el origen y la motivación del topónimo Nambroca, la hipótesis más probable es que tenga procedencia antroponímica y remita a un nombre personal de filiación vasca, seguramente el de su primitiva repobladora o dueña, pues, dada la terminación en -a que adopta, es probable que se tratara de una mujer.
Aspectes geogràfics, històrics, administratius
El municipio y la localidad de Nambroca se sitúan a escasos 10 km al sureste de la ciudad de Toledo, junto a la sierra de su mismo nombre. La Sierra de Nambroca es la denominación que recibe, a partir del topónimo de la población, una hilera de pequeños montes de algo menos de 1000 m de altitud.
Información específica de étimo para este topónimo
Tal como se señalaba en GarcíaSánchez_2003 (149-151) y GarcíaSánchez_Toledo (243-246), para llegar a la correcta explicación del topónimo es obligado partir de sus primeras apariciones documentales, de mediados del siglo XII: "Nonnoco", "Nomnocha" y "Numnocha". La evolución desde esas variantes antiguas a la forma actual no ofrece demasiados problemas, pues el topónimo ha desarrollado un sonido epentético, como el surgido tras síncopa ((n’n) > m’n > m’r > mbr), y una disimilación vocálica sería la responsable de la alteración de o / u en a en la primera sílaba. Respecto del primer fenómeno, Menéndez Pidal_Orígenes (309-310 –§ 581–), al analizar documentos del siglo XIII, confirma que la solución mbr está ya asegurada en ese siglo en la región toledana, y los ejemplos de mn y mr, tanto en Toledo como en el norte castellano, pertenecen casi todos al primer tercio de esa centuria. Nambroca entraría bien dentro de esos parámetros.
Esas formas Nonnoco y Nomnocha parecen contener el sufijo denominativo -ko, existente en vasco, que, diferente del de genitivo (cf. Gorrochategui_1984, 262), tiene función como diminutivo de valor hipocorístico, expresivo y afectivo. De hecho, algunos antropónimos vascos, como Enneco, Enneca u Onneca, que muestran un notable parecido con esas variantes primitivas de Nambroca, poseen ese mismo sufijo. De acuerdo con Irigoien, el sufijo -ka, que continuaba el modelo de época romana (-ica), se aplicaba en la Edad Media también a antropónimos no terminados en -i, y tenía en lengua vasca valor de diminutivo en algunos casos.
Como nos muestra Salaberri Zaratiegi (cf. IzTtipEus), en vasco el sufijo hipocorístico y diminutivo suele ser -ko, incluso con nombres de mujer, aunque se hallen excepciones como la de Oneka (Onneca) y algún otro caso dudoso, que se puede leer de más de una manera. Con los nombres femeninos lo habitual también es -ko, en efecto: Graxiko (para Grazia), Juanako (para Juana), Mariko, Malliko (para Maria)… y no -ka. Conviene tener en cuenta que en vasco no existe género gramatical y que la moción de género que parece ofrecer la terminación -ca no resultaría extraña en un entorno latino-romance. Es decir, la adopción de un supuesto femenino -ka (-ca) habría venido como consecuencia de la influencia románica.
Por lo que se refiere a la base, en LlorTopAbulenses (188-193) se recogen algunos nombres personales propiciadores de topónimos que, aunque hoy perdidos, aparecen en la documentación medieval abulense y también presentan similitudes con las formas medievales de Nambroca. De entre ellos cabe destacar Muñochas o Munnochas, que Llorente desglosa en Muño (Munno) como nombre de pila, y Chas, como apellido patronímico (Muño Echas / Muño Echaz 'Muño, hijo de Echa' > Muñoechas > Muñochas), o Sancho Nanne, cuyo segundo elemento es un patronímico que presupone un nombre de pila Nanno, Nannus, del que Náñez es su derivado patronímico actual.
Los nombres de persona Nunnu y Nonnusso son mencionados asimismo en documentos medievales (CaroBaroja_1943, 526-527). De acuerdo con IzTtipEus (189-190, 203), Nonnusso, que aparece en el Cartulario de Valpuesta ("Nonnusso testis"), es sin duda un hipocorístico vasco y, aunque muestra como primera vocal o, lo general es que esta sea u. Se encuentran, además, Nunuso Narriatteç de Lohinaç en 1013, y los patronímicos Nunnusoiç, Nunusoç, Annusoiz (que puede ser el mismo que el primero); también Nunnutto y el patronímico Nanuteyz. Esa alternancia vocálica (u / a) –disimilatoria, se ha de suponer– se observa asimismo en Munuto, que se ha leído igualmente como Manuto. Para el resultado Nambroca, como se ha apuntado ya, se ha de presumir una variación disimilatoria similar desde las formas originales documentadas. Se halla también, por otro lado, la forma Unuso, con disimilación consonántica esta vez.
Ciertamente, con la adición de un sufijo -ko (adaptado como -co y luego, con caracterización del femenino, como -ca) a alguna de esas bases antroponímicas, se llegaría sin dificultad a la forma antigua del topónimo. De esta manera, todo parece conducir a la firme hipótesis de que Nambroca se ha de corresponder con un nombre personal vasco de base Nunnu, Nonno, que incluya un sufijo -ko, de valor diminutivo, afectivo y expresivo, en clara analogía con toda una serie de antropónimos del mismo origen, como el corriente Enneco o el femenino Onneca.
La hipótesis que ofrecía Corominas de Nambroca en el OnCat (s. v. Nonasp) como posible compuesto de una base prerromana nun- ‘cabra’, en analogía con Nonaspe (< nun-a(i)tz-be/pe 'bajo la peña de las cabras'), Nuncarga (< nun-karrika 'el pedregal de las cabras') y Nompot –hoy Monforte del Cid– (< nun-potu 'cima obtusa, sin punta, del cabrío'), no es plausible. La raíz nun habría de ser ibérica y hermana del paleovasco nuntz, que ha dado paso a la palabra vasca moderna ahuntz ‘cabra’. Si bien es cierto que Nambroca se documenta con non- / nom- / num- como sílaba inicial, la interpretación del filólogo catalán no tiene continuidad real en su segunda parte, puesto que imagina una variante celtibérica en -k- (o arabizada en -q-) del céltico brog- ‘frontera’, ‘límite’, cuando ya se ha visto que la -b- es de naturaleza epentética a partir de un grupo de doble nasal.
Por último, el hecho de que en las Relaciones Topográficas del siglo XVI se diga que antes se llamó las Nambrocas, y que esa idea se haya seguido manteniendo entre los nambroqueños, solo es indicativo de que pudo haber otra Nambroca en las proximidadades, surgida en ese caso seguramente por desdoblamiento a partir de la primera. Sin embargo, más allá de esa mención, no consta esa circunstancia en la documentación.
Documentació històrica
Antiga i medieval
“illam uillulam modo desertam dictam Mazdalquez, sitam iuxta nonnoco”. 1146. AHN, OOMM, carp. 417, doc. 6. Alfonso VII otorgó a Pedro Gilbert, canónigo de la catedral, la aldehuela despoblada llamada Mazdalquez, sita junto a Nambroca.
“nomnocha”. 1157. AHN, OOMM, carp. 455, doc. 3. Alfonso VII dona la aldea a Juan Muñiz.
“nostra aldea quam dedit Aldefonsus, Hispaniarum imperator, que vocatur Nomnocha”. h. 1157. González_1975 (I: 214). Juan Muñiz cedió a Coronel una parte o suerte en la aldea de Nambroca.
“...in illa aldea qua dicitur numnocha”. 1167. AHN, OOMM, carp. 455, doc. 6. Pedro Parigi dona a los frailes calatravos la ración del majuelo en Nambroca que le correspondía.
“Nambroca cum pertenntiis suis [sic]”. 1187. BullariumCalatrava (23). El maestre de la Orden de Calatrava obtiene una bula pontificia de confirmación de sus posesiones.
“Las eglesias de Valaga de Pozuelo, de Orta, de Nambroca, é de Bel, sean del Arzobispo, è de la Egleisia de Toledo entregamentre”. 1245. BullariumCalatrava (79). La orden de Calatrava reconoce que la iglesia de Nambroca, entre otras, será exclusivamente de la de Toledo.
“Nanbroca”. 1399. ArchGVillaMd (319). Enrique III señala las cantidades que los pueblos de Toledo y Madrid deben pagar.
Moderna
“nambroque”, "mambroca", "manbroca". 1517. Cosmografía_Colón (I: 267, 268, 341).
“Nambroca”. 1576. Relaciones Topográficas de Felipe II.
“Nambroca”. 1591. Censo de la Corona de Castilla. TGonzálezCenso
“Nambroca". 1752. CME.
“Nambroca”. 1845-1850. DicMadoz.
Paisatge toponímic proper
En Toledo hay otros topónimos cuyo origen parece estar en repobladores vascófonos. Como se indica en GarcíaSánchez_2003 y GarcíaSánchez_Toledo (412-414), es muy probable que llegaran a tierras toledanas a principios del siglo XII gentes de origen vasco y navarro o, al menos, repobladores que trajeran consigo nombres de esa filiación. Esa posibilidad venía favorecida, además, por la proximidad de tierras como las salmantinas y abulenses, donde ya había quedado demostrado por investigadores como Llorente Maldonado de Guevara ese mismo tipo de presencia vasca (LlorTopAbulenses: 179 ss.; LlorTopSalamanca: 207-229). En Toledo esto mismo parece constatarse con topónimos como Erustes, Orgaz o Recas, los varios topónimos menores del tipo Navarro y Navarra con sus diminutivos, o los topónimos formados por un nombre de pila o apellido, numerosos también en esta zona, con componentes como García, Nuño o Minaya.
Puede resultar curioso, por otro lado, que al noreste de la localidad se halla un pequeño punto elevado (673 m) denominado Cabra, que parecería apoyar la hipótesis planteada por Corominas de que Nambroca contenga un componente nun- con ese mismo valor ('cabra'). Sin embargo, este hecho carece de relevancia al no ser admisible dicha explicación.
Toponimia de las zonas central, sur e insular atlántica PID2020-114216RB-C66,proyecto de investigación financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, integrado en el Toponomasticon Hispaniae.