PĔLĂGU(S)
PĔLĂGŬS, “mar” es un término latino tomado en préstamo del griego πέλαγος. Mantiene el género neutro que tenía en esta lengua, pero es tratado a menudo como un sustantivo temático (DÉLL 493). Para un nombre propio derivado en latín del mismo sustantivo y de especial fortuna en España, puede verse PĔLĂGIUS. Parece pertenecer, en principio, a un registro de lengua elevado, pero se conservó de forma patrimonial en algunas lenguas romances, sobre todo en las hispánicas, aunque en general tiene en la actualidad poco vigor en este uso, REW 6369: port. pego (desde el s. XIII, DELP), gall. piago, pego, cat. pèlec, italiano pelago, etc. El castellano piélago (desde 1200, CDH) con la diptongación esperable no muestra, sin embargo, síncopa de /a/ interior. El significado en el uso patrimonial debió de evolucionar de “mar” a algo semejante a “balsa”, “estanque” “lugar donde se acumula el agua”, en gallego actual (DRAG) “pozo ou lugar profundo nun rio”. Destaca la existencia de un vero derivado en castellano, empalagar, ”encharcar un terreno o formar en él un remanso grande de agua”, de donde también un adjetivo empalagoso, etc.
Redação: E. Nieto Ballester
C. García Salas, alumna de Historia de la lengua latina, UAM, curso 2023-2024.