VĬGĬLĬA
El lat. VĬGĬLĬA ‘estado de vela y vigilancia’, ‘centinela’, ‘puesto de guardia (nocturno)’, que ha dado lugar al port. vigia (de donde el cast. vigía) y al gall. vixía, tiene como base el verbo VIGĒRE ‘tener vigor, fuerza’, ‘estar despierto’, ‘ser vigoroso’, del que se deriva el adjetivo VĬGIL ‘vigilante’, ‘despierto’, susceptible de sustantivarse –como ‘vigilante’–, y que ha pasado a la antroponimia en nombres personales latinos como Vigil o Vigilius.
VĬGĬLĬA, surgido de aquí, podría haber sido en principio el colectivo plural de un neutro VIGILIUM ‘estado de vela o vigilia’, pues la noche se dividía en cuatro partes o vigilias, esto es, turnos de vela o centinela.
De ahí se deriva asimismo el verbo VĬGĬLĀRE ‘vigilar, estar vigilante’, ‘estar despierto, en vela’, que es común en los distintos romances, como los peninsulares (gall., port., ast., cast. velar, cat. vetllar), además de verse en cultismos, como vigilar. Del latín hispánico pasó en época antigua al vasco begiratu ‘mirar, observar’, ‘cuidar’ (DCECH, s. v. velar).
Por su forma y significado, el verbo VIGĒRE tenía un parónimo y sinónimo en VEGĒRE ‘tener vida’, ‘estar vivo’, verbo arcaico, reemplazado por el derivado VEGETARE ‘animar, vivificar’. De este último, por cierto, se deriva VEGETABILIS ‘vivificante’ (cf. uegetabilis aer ‘aire vital’). La voz vegetal ya es medieval, a partir de VEGETALIS, derivado asimismo de VEGETARE. En DeVaan_EtymDicLat, DÉLL y LEW se considera que ambos verbos, VIGĒRE y VEGĒRE, pueden tener el mismo origen, aunque no se llega a una conclusión clara.
Redacció: J. J. García Sánchez