De Treviana dice Alarcos “quizá propiedad de un germano Drebs” (Alarcos 1950, 487), lo que repite Sánchez Vidal, añadiendo la alternativa de un antropónimo gótico, Drebi, para el que remite a Jungfer (Sánchez Vidal 1972, 22).

Ranz y López recogen estas dos propuestas y añaden otras dos: una secuencia Trep-ana (= catarata) que desechan, y otra que contendría un nombre personal, el del propietario, para el que asumen la hipótesis de González Bachiller: Trebellius, después Trebellianus (RanzyLópez 2002, 70-71).

Ignoramos dónde documentaron dicho nombre germánico  Alarcos y Jungfer. No es gótico, porque no hay ningún nombre hispano-gótico que comience así (Piel-Kremer, 1976, 113-114). Tampoco podría ser franco porque en el 903, antes de la difusión de los nombres francos por el camino de Santiago, ya se documenta Trepiana, como registra el propio Alarcos. Excluido un nombre germánico como primer componente del topónimo, hay que buscar un nombre latino, porque era habitual que las villae de los romanos tuvieran el nombre del propietario seguido del sufijo –ana.  

El único nomen, recogido por Solin-Salomies, cuyo cognomen podría haber originado Treviana es Trebius, cognomen Trebianus (Solin-Salomies 1988, 190 y 413). Hemos mencionado ya a C. Trebio Trebiano (CIL II, 1681). Pero en la antigua Celti (hoy Peñaflor, provincia de Sevilla) también se documenta un Trepii (genitivo) (cf. EDCS, 38800261), y en Roma Trepios (EDCS, 70900131). Las formas medievales Trepeana y Trepiana postularían una “villa Trepiana”, que en la Edad Media habría devenido en Treviana, pero, como este nombre no está documentado, se puede postular una derivación del cognomen Trebiana, que los escribanos medievales no conocieron y que latinizaron con la forma Trepeana/Trepiana. Lingüísticamente es más explicable la evolución desde Trepiana por sonorización de la sorda, pero como en Trevijano tenemos un antropónimo Trebelliano, que ha conservado la bilabial latina, puede inferirse que en Treviana habría sucedido lo mismo.