El topónimo Torrijas nos transporta al plato dulce español de suele elaborarse en Cuaresma y Semana Santa. Sin embargo, casi toda la bibliografía consultada nos indica que el nombre de esta localidad turolense debe relacionarse con otros, como Torrijo del Campo en Teruel, Torrijo de la Cañada en Zaragoza, Torrijos en Toledo o Torija en Guadalajara; incluso con Torrillas en Logroño o Turilla en Jaén. Se debe partir en todos los casos del lat. turris, sobre el que se creó el diminutivo femenino tŭrrīcŭlas ‘torrecillas’, donde el sufijo presenta la variante con /ī/ del latín (DicTopEsp, p. 344; Nieto, 2011: 237-238; OnCat VII, 316a), aunque cierto es que ha habido otras explicaciones etimológicas nada convincentes (cf. Miguel_2015, p. 463).

Parece ser un topónimo románico de reconquista y repoblación (ATopE, p. 82) y la etimología propuesta se ajusta a las formas medievales allegadas. En este sentido, debemos comentar que hay documentos del siglo XIII donde se ha identificado Torrijas con soluciones como Atorelam o Atoreya:

• “et exit ad ramblam que vadit ad Atorellam” 1261 FHA: ACA, Cancillería, registros, nº11, fol. 241.
• “locis de Atoreya et de Abeya” 1263 FHA: ACA, Cancillería, registros, nº12, fol. 127.
• “Alventosa, Atoreya, Abeia” 1264 FHA: ACA, Cancillería, registros, nº13, fol. 159.

En principio, podría ser así, si bien no resultaría fácil explicar el cambio e > i de la vocal tónica, a no ser que se piense en una formación inicial sobre un sufijo con vocal tónica breve (cf. cat. Torrelles, arag. Torrellas), que después, por razones desconocidas (tal vez por cultismo), recuperó la vocal etimológica. Indudablemente, esta hipótesis resulta muy forzada y por eso creemos que Atorelam o Atoreya hacen referencia a otro topónimo existente en aquella misma zona, hecho que queda atestiguado en uno de los documentos citados antes, donde se hace mención de las dos poblaciones medievales: “qui nominatur Musquerola, Val de Lenares, Pena Calva, Atorela, L’Almança, Turriles, Camarela et omnia alia loca” 1262 (FHA: ACA, Cancillería, registros, nº12, fol.41). Es evidente, pues, que Turriles corresponde a la actual Torrijas y que Atorela es el pueblecito medieval desaparecido, el cual también está citado en la Crónica del rey Jaime I (Soldevila, 2007: 264).

Finalmente, hay que comentar que Torrijas presenta con la /x/ (< -C’L-) una evolución consonántica plenamente castellana, en lugar de la aragonesa /ʎ/, como cabría esperar por ser esta la solución genuina del aragonés. A pesar de que todavía se documenta en manuscritos del primer tercio del siglo XIV, de manera aleatoria la castellanización del topónimo ya se atestigua en la segunda mitad del siglo XIII. 

Por otra parte, a la vista de la bibliografía consultada y dado que no se documentan las formas señaladas, no parece justificada la propuesta antroponímica de Miguel (2020: 378), la cual, además, exigiría añadir una supuesta feminización del topónimo por su terminación en -as, de la que nada se dice.