PHARU
Del latín farum, forma latinizada de la isla de Pharos egipcia (grIego Φάρος), próxima a Alejandría, famosa por su faro, una de las siete maravillas del mundo y quizás, en la época de su construcción, el edificio más alto erigido hasta el momento. Por extensión, la palabra pasó a designar cualquier torre alta en la costa que con luz, y posteriormente también con sistemas acústicos, servía de guía a los navegantes".
Uso que ya se constata, en el siglo I d. C., en este texto de Suetonio: "En la isla de Capri la torre del Faro se derrumbó debido a un terremoto". Et ante paucos quam obiret dies, turris Phari terrae motu Capreis concidit (Suetonio, Vita Tiberi, 74).
Y así lo recoge San Isidoro, confirmando el uso generalizado, porque "faro es una torre muy grande, denominación que le dieron griegos y latinos, por el uso propio que tenía, porque por la señal de las llamas era divisada desde lejos por los navegantes...": Farum turris est máxima quam Graeci et Latini in commune ex ipsius rei usu farum appellaverunt, eo quod flammarum indicio longe videatur a navigantibus qualem Ptolomaeus iuxta Alexandriam construxisse octingentis talentis traditur (EtimSanIsid, XV.2.37, BAC II (libros XI-XX).
El término se acuñó toponímicamente con tres formas diferentes: 1) Conservó la -f- inicial, abriendo la -u- final, Faro; 2) Esta misma forma con el artículo árabe, que se aglutinó con el apelativo, Alfaro; 3) Se aspiró la -f- inicial, Haro.
Redacció: José Luis Ramírez Sádaba
José Luis Ramírez Sádaba y Luz Méndez