RŌBŎRE
El latín RŌBŬR, RŌBŎRIS, ac. RŌBŎREM, un antiguo tema en /s/ (compárese el adjetivo derivado RŌBŬSTUS), designaba en época clásica el roble, entendiendo por tal distintas especies europeas del género quercus. En la península Ibérica se suele aplicar principalmente al quercus rubra, quercus pyrenaica, quercus faginea, etc. Por extensión se aplicó en esta lengua a cualquier tipo de madera dura o más o menos coloreada (así, por ejemplo, en francés se llama al roble , "chene rouge" o "rouvre"): Considerado la del roble la más dura de las maderas el término en latín es a veces sinónimo de "fuerza", "vigor". La raíz de la que procede la palabra en latín es *reudh-, que es justamente la misma que la que hallamos en los conocidos vocablos para el "rojo" como RŬBEUS, RŬSSUS, etc. (DÉLL, 575). La palabra ha pervivido ampliamente en las lenguas romances: port. cast. roble, cat. roure, fr. rouvre, it. rovere, log. campid. arroli, etc. (REW 7354). En gallego y portugués, pero con extensión también por el occidente del dominio castellano, un vocablo de origen prerromano carvalho, carballo, carbajo (así Cáceres, Salamanca, Badajoz, etc.) ha reemplazado en buena medida al término latino. Los colectivos derivados son abundantes, estando documentado ya el colectivo en -ĒTUM, RŌBŎRĒTUM, en latín mismo.
Redacció: E. Nieto Ballester